Ante los últimos datos sobre violencia de género entre los adolescentes (que muestra un preocupante repunte), cabe preguntarse qué está fallando en nuestra sociedad para que esto se produzca. Parece que avanzamos en materia de igualdad, pero esto no es del todo así...
En el punto de mira está la educación, tanto en el hogar como en la escuela. En el primer ámbito poco se puede hacer desde el lado de los poderes públicos (aunque hay terreno para avanzar) pero no ocurre lo mismo en el sistema educativo. En este último se han dado pasos importantes, pero esos pasos adelante no parecen suficientes y da la sensación de que sigue habiendo una carencia de base a la hora de tratar el tema de la igualdad.
Porque no es lo mismo abordar la igualdad como algo aislado o una asignatura más (por así decirlo), que enseñar EN IGUALDAD, atacando la base de todo el problema. Esto es: en todas las asignaturas, ámbitos, espacios, etc. que hay en la escuela. Ir a la raíz, esa es la clave.
De poco sirve enseñar a los y las niños/as que son iguales y, por otro lado, mostrar la falta de equidad en la forma de enseñar la historia (obviando el papel de la mujer en la misma), el uso del lenguaje (algo muy importante), los ejemplos de muchos libros (ilustraciones, relatos, etc), la sexualidad (o falta de ella), y un largo etc. Es como empezar la casa por el tejado.
En definitiva, poco o nada vamos a avanzar si no se aporta una nueva visión de la desigualdad y su origen. La concienciación y prevención es importante, pero hay que ver el fenómeno en su totalidad y con una perspectiva más amplia. De lo contrario, estaremos matando moscas a cañonazos.
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